jueves, 10 de junio de 2010

Ya vas que chutas!

Llegó el día, la cita de cada 4 años, la Copa del Mundo. A veces pienso en quienes no tienen el gusto o la afición al futbol e imagino que debe ser bastante frustrante ver que dicho evento ocupa los espacios masivos, las charlas cotidianas, las noticias, etc. todo parece no importar, sólo el bendito Mundial; se puede o no estar de acuerdo, pero así sucede.
No coincido con la pasión desbordada de algunos, ni con las patrioterías de los medios, menos con las absurdas cantidades de dinero que se pagan por algunos jugadores; en ocasiones el gran negocio en torno al futbol termina por empañar la brillantez del deporte más popular del mundo. A mi me gusta pensarlo así: el futbol es un juego.


Siempre hay algo de magia en los Mundiales, existe una particular emoción que ningún otro evento deportivo genera. Mientras en los Juegos Olímpicos los atletas participan (en su mayoría) en la soledad de su disciplina, en la Copa del Mundo se trata de un equipo, de un pequeño universo de cada nación, de cada raza, de cada afición. Siempre he creído que si otra forma de vida tuviera el interés de conocer a la raza humana, el Mundial sería un excelente laboratorio para estudiarnos.
No sólo se trata de futbol, ahí están todas las razas, los idiomas, las lenguas, la idiosincrasia, las manifestaciones culturales más diversas, es un asombroso abanico que está ahí por una sola razón, la pasión. Parafraseando a Juan Villoro, para entender una sociedad hay que entender la forma en que se apasiona, se divierte, cuáles son sus ilusiones populares y el futbol es eso; basta recordar que la FIFA tiene más miembros que la ONU.
El inicio de esta Copa no podría ser mejor para México, jugar la inauguración contra el anfitrión más débil de la historia, es una oportunidad única de que el Seleccionado Nacional se embriague de una verdadera victoria después de tantas borracheras de derrota.
Así pues, se acabaron las críticas, los lamentos, los berrinches, la indiferencia y... VAMOS MÉXICO!!!!!

1 comentario:

malva dijo...

Tus textos siempre inteligentes son un postrecito que siempre disfruto.
Yo soy uno de esos que aceptaba el destino de tener que “chutarme” los torneos mundiales de soccer sin que de hecho me gustara tanto.
Respeto y admiro a los jugadores reales, los que de verdad se la rifan por ser mejores y hacen lo que pueden por sacar el mejor resultado posible sin importar nada mas.
Me molestan la mayoría de jugadores que van a TRABAJAR con la misma indiferencia hacia su actividad que una cajera en la taquilla del metro Chabacano... (vieron al imbécil de Cuauhtémoc Blanco hoy)y todavía mas que mi país se mida y sea visto atravez de sus jugadores de futbol.
Ciertamente para muchos es la pasión del juego que envuelve los corazones. Pero hay muchas cosas mas que causan ese sentimiento (quizás es la escala desproporcionada la diferencia) y no necesariamente es deportivo. A 6000 Km de distancia no voy a olvidar como mis amigos y familia esperaron contando las horas también para ver a un ícono mundial en México: Paul McCarney.
Entiendo y disfruto de la fiesta del futbol como cualquier otro deporte y comparto con ustedes este párrafo que Eduardo Galeano escribió en su libro “El fútbol a sol y sombra” porque resume y define lo que es verdaderamente importante:
“Voy por el mundo con sombrero en mano y en los estadios suplico: Una buena jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen futbol ocurre, agradezco el milagro sin importarme un rábano el club o el país que me lo ofrece”.