Phil Collins y el chile piquín

Por alguna extraña razón amanecí con una rola de Phil Collins en la cabeza, un clásico llamado I Wish It Would Rain Down de aquel multipremiado album ...But Seriously.
Esa rola era el hit hace poco menos de 20 años (es increíble, el tiempo se va volando!) fue uno de los primeros CD’s que compré y obvio la mencionada rola sonaba muy seguido en mi cuarto.
Algunos años después este master se decidió a venir a México, en mayo del ‘94, compramos los boletos y ahí vamos al Palacio de los Rebotes.
Ese día me sentía tan, pero tan mal, que ni ganas tenía de ir al concierto, ya sabes, uno de esos días en que te quieres cortar las venas con pan bimbo por una mujer que obvio, no te pela pero quiere que seas su ‘amigo’ porque eres bien buena onda!
Fui al concierto pensando en que me iba a ‘distraer’ y olvidar por unos momentos mi ‘miserable’ existencia, FALSO! Desde que llegamos y nos asignaron los lugares me llamó la atención que estabamos en la última fila, si, si, si la última, mira que hay que tener suerte para que te toque justo el lugar más lejano al escenario, ni hablar. A la mitad del concierto Collins hablaba de esas veces cuando te enamoras de tu mejor amiga y en ese vaivén de confesiones ella te dice que se está enamorada de otro tipo, zaz!, y por si fuera poco espera que la apoyes y le aconsejes qué hacer! “La vida se pone cabrón” dijo Phil en un descompuesto español muy a la British Accent y comenzó I Wish It Would Rain Down.
No bueeeeeno, fue como echarle limón y chile piquín a la herida que ya traía, pinche Collins! no hay derecho me cae! la lágrima Remi apenas se sostenía de la fragilidad de mis pestañas inferiores, y obvio no quería hacer el papelito frente a 20 mil chilangos incomprendidos, así que me aguaté al estilo jalisco! nomás levantaba la cara para hacer un contrapeso lacrimoso jajajaaja. Tenía 19 años...
Hoy, doy gracias por esos días de absoluta tristeza, todo te forma y de todo se aprende.
Les dejo el video en su versión original, es buenísimo! (Chequen a Eric Clapton, los años no pasan en vano)


(El boleto costó 70 varos!)