lunes, 8 de diciembre de 2008

Italia

Desde chamaco quise conocer Italia, me llamaba mucho la atención ese extraño país que parece una vieja bota, que su bandera es muy similar a la de México y que alguna vez fue considerada el centro del mundo, el Imperio Romano.

Después de varias horas de estar sentado, de dormir, de pensar, de leer, etc. encendí mi iPod y puse el indicador en shuffle songs, "a ver qué madre me pone", pensé.
No sé cuanto tiempo pasó pero hice un breve recuento sobre Italia, sin más pretensiones que las de hacer que el tiempo pasara lo más rápido posible. "Los italianos están cabrones", pensé, lo tienen todo: una basta historia, gastronomía, riqueza, belleza, salud, los mejores vinos, están ubicados en el centro de Europa, todo les queda cerca; no creo que exista otro país con tantas ciudades y lugares famosos, basta enumerar lo más turístico para darse cuenta de ello: Roma, Venecia, Florencia, Milán, Nápoles, Asís, Siena, Pisa, Turín, etc. Los italianos pueden presumir (o arrepentirse) de que el mundo moderno de occidente inició, en gran medida, en su pequeño territorio, hablar del gran imperio romano y sus múltiples maravillas dan cuenta de ello.

Si de ciencia se trata, Galileo es un pilar del entendimiento de la física y la astronomía, incluso es conocido como “El Padre de la Ciencia”; en las artes la cosa se pone verdaderamente escandalosa: Dante en la literatura, puso los cimientos del pensamiento moderno; el binomio Leonardo - Miguel Ángel, elevó el espíritu humano a sus máximas consecuencias, se adueñaron de la estética, jugaron con ella y nos la restregaron en la cara para hacernos sentir nada, su obra rebasó al arte y terminó por generar las ideas que revolucionaron al mundo. Resulta curioso que todos estos hombres nacieron en la Toscana, esa pequeña región cuya capital es un museo-ciudad llamada Florencia. A la música los italianos le inventaron un idioma, una forma de escribir y de hablar, la clasificaron, la fusionaron con la voz y nació la Ópera, después, todo lo demás. Hay quienes sostienen que el corazón del tiempo vive en Roma, en una habtación del vaticano, el Papa Gregorio XIII corrigió un pequeño desfase en el calendario Juliano (de Julio César) y en el año 1582 eliminó 10 días para dar paso al Calendario Gregoriano, que hasta hoy marcan nuestros relojes. Incluso en el fútbol, los italianos han mermado la hegemonía brasileña, con 4 copas del Mundo, Italia se acerca al poderoso Scratch du Oro y sus 5 copas.

En eso estaba cuando avisaron que iniciaría el descenso al Aeropuerto Leonardo da Vinci, ubicado en un pequeño pueblo de pescadores llamado Fiumicino, a poco más de 30 km del centro de Roma, justo en el lugar donde el río Tíber llega por fin al Mediterráneo.
Eran como las 8 de la noche y por la ventana pude ver el resplandor de las luces, ya estamos aquí!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por hacerme parte de esa aventura.
:)