sábado, 22 de diciembre de 2007

...Y cuando la nata desapareció, los volcanes seguían ahí...

Lo que debería ser un espectáculo ordinario se ha convertido en un evento extraordinario. Cuando la densa capa de humo que cubre a nuestra quierida Chinlangolandia desaparece por alguna razón, ese par de imponentes volcanes nos recuerdan que siguen ahí, es una pena que pocos días en el año podamos ver más allá de lo que el smog nos permite.
Esta ciudad se ha convertido en una enorme bola de humo gris, el paisaje urbano cada vez es peor, más sucio, viejo, plagado de ambulantes, policías corruptos, microbuseros irresponsables, taxis piratas, paracaidistas, coyotes, asaltantes, indigentes; el transporte colectivo es más deficiente, los automóviles ya no caben, según cifras oficiales ‘nacen’ más coches que niños en el DF. El colapso es inminente, la ciudad requiere de una cirugía mayor urgentemente. Habrá quien culpe a los gobiernos perredistas que hace unos días cumplieron 10 años gobernando esta ciudad, habrá quien culpe a los gobiernos anteriores, habrá incluso quién culpe al gobierno federal, etc. Pero parece que se van a pasar la vida echándose la bolita y el pueblo que se joda! Nadie va a hacer nada, es desesperante. ¿Realmente merecemos a estos gobernantes? ¿Tan malos somos como sociedad? En fin, pobre de nuestra Ciudad de México, tan llena de mexicanos y tan lejos de Dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después de pasar unos días en provincia (gudalajara y Querétaro), estoy más de acuerdo contigo que nunca. A mi me encanta mi ciudad, pero cada vez va siendo más difícil recordar los motivos por los que me gusta...