lunes, 22 de junio de 2009

The Beatles, Jim Carrey y las ampollas en los dedos

A veces un simple e inesperado detalle puede sacarte una espontánea carcajada. La tarde de ayer, después de una muy disfrutable comida familiar pasé a Block... a rentar una película; de esas que acompañas con unas palomas, un chesco, y te cuajas sin importar si te vence el sueño, es decir, una película totalmente 'palomera'... la elegida fue "Yes Man" la última entrega de Jim Carrey.
Durante la trama el protagonista decide salvar la vida de un hombre que está a punto de saltar desde la ventana de un edificio, Jim saca una guitarra y a la voz de una canción bastante boba salva a este hombre del irremediable suicidio. Una vez a salvo Carrey dice esta frase a manera de reclamo (dale al play!):



JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA... hasta me incorporé para regresar la escena, "I got blisters on my fingers", la imitación es inmejorable, se trata de una frase que grita John Lennon al final de aquella legendaria canción de los Beatles llamada "Helter Skelter". ¿Porqué John tenía ampollas en los dedos? resulta que además de ser una de las rolas más agresivas del cuarteto Liverpool, es la más larga de su discografía; la versión original duraba 27 minutos y la idea era que se editara en todo un lado del acetato, evidentemente esto no ocurrió y el grupo grabó una versión corta que finalmente se editó en el llamado "Album Blanco" aunque su nombre original es simplemente "The Beatles", un álbum que los mismos integrantes calificarían de tortuoso y que sin duda marcó el inicio del fin de la mejor banda en la historia del Rock.
Es un excelente pretexto para escuchar este rolón, marcado por las declaraciones de Charles Manson al decir que esta canción inspiró el asesinato de Sharon Tate, esposa del cineasta Roman Polanski; y años después utilizada por U2 para dar inicio a uno de los mejores documentales musicales de todos los tiempos "Rattle And Hum".
Al final puedes escuchar a Lennon quejarse de sus ampollas en los dedos...


miércoles, 17 de junio de 2009

La polémica de Londres 2012

Hace un par de años el comité organizador de Londres 2012 presentó el logo de los Juegos Olímpicos, la población y la prensa británica pusieron el grito en el cielo, se alzaron voces que decían que era la peor forma de representar a la capital inglesa, que parecía un graffiti y que era el trabajo de un chimpancé, la sentencia fue: Absolute rubbish. La cosa se agravó cuando la gente se enteró que el reconocido despacho londinense Wolff Olins había cobrado por el trabajito 400,000 libras esterlinas, incluso existe un movimiento en Inglaterra llamado Change The London 2012 que pretende recabar firmas a fin de que se cambie esta imagen.


Reconozco que la primera vez que lo vi me rebasó, me pareció una mala síntesis de la Pangea (los continentes unidos) y muy forzado tratar de cuadrarla a los números 2012; lo vi inconexo, arbitrario, la tipografía suelta y en minúsculas luce callejera, la cromática es primaria y burda, en fin...

Tenía un maestro de Identidad Corporativa que hacía mucho hincapié en que el logotipo no subsiste por sí solo, no es soltero, está casado con la exposición. A mayor exposición, mayor comprensión, reconocimiento y pertenencia de la imagen... eso decía él y no creo que sea una idea errada.

Hacer un logotipo para un evento cualquiera con 5 años de antelación supone un reto doble, una labor titánica tratándose de Juegos Olímpicos ya que sea cual sea el resultado generará filias y fobias.
Este logo es un riesgo, una apuesta muy alta, pero al final me parece que, si bien no es 'estéticamente correcto', sí refleja algo de la esencia iconoclasta de los londinenses, de su idiosincrasia isleña, de su conocido desafío a las reglas internacionales bien reflejado en su negación a utilizar los colores 'olímpicos' y las formas clásicas. Acaso no el diseño debe de ser innovador, arriesgado, provocar algo en el receptor; cuántos grades logotipos han sido criticados en su tiempo y alabados con el tiempo; los grandes movimientos gráficos y artísticos no iniciaron con la aprobación de la multitud, por el contrario, con el repudio efímero de quienes optan por el establishment.

Esto viene a cuento porque el día de hoy se dieron a conocer oficialmente las candidaturas a los próximos Juegos Olímpicos del año 2016.


Qué bonitos logos, apoco no! Qué bonitos colores! Qué bonitas tipografías!... pero me parecieron simplemente 'bonitos' y un poco de hueva...
Hay que reconocer que la imagen de Londres 2012 es audaz y que el tiempo la juzgará.

miércoles, 10 de junio de 2009

El 'voto' porcino

Llegó como la influenza: nadie sabe, nadie supo, pero de pronto todos hablamos de ella y de sus consecuencias. Hoy, hablar del voto parece una obligación, un mandato supremo, un ejercicio democrático del cual nadie se quiere quedar fuera, la discusión está más caliente que los hinchas salvadoreños quienes al grito de "porcinos de mierdaaa" recibieron a nuestros seleccionados nacionales.
A diferencia de otras elecciones, la pregunta ha mutado y se ha fortalecido como un virus, ya no es ¿por cuál de los dos extremos votarás y te diré si sigues siendo mi amigo?, hoy la cosa es más compleja: ¿votar... por quién, no votar... mmm, anular mi voto... o..?.
Debo reconocer que durante los últimos meses he transitado por varias posturas:
• Me entusiasmó el 'Voto Blanco' del Ensayo sobre la lucidez de Saramago; pero salvo en algunos países europeos en donde estas acciones están contempladas por la ley y disminuyen el financiamiento a los partidos, en México sería ineficaz.
• También pensé en votar por mi, recuerdo desde chamaco aquello del derecho a 'votar y ser votado', de esta forma mi voto sí se va a contar, manifestaría que ningún partido se ha ganado mi voto, aunque quedará diluído entre las 'curiosidades' que emanan de las urnas.
• Anular el voto ha sido la que menos ha llamado mi atención, me parece paradójico hacer algo para 'anularlo', hacerlo nulo, que no valga; eso sin tomar en cuenta que anular el voto siempre ha existido y paradójicamente termina siendo un premio para los partidos, continúe usted...

Aquí los hechos
Ya lo reportaron las principales encuestas, el voto nulo podría alcanzar como máximo el 10 por ciento de la votación, suena impactante sin duda, pero en caso de que llegara a esa cifra dudo que modifique Status Quo; pero esa es la parte 'positiva', lo peor es que terminaría por beneficiar a la llamada 'chiquillada', que a menor votación efectiva necesitan menor número de votos para alcanzar el mediocre 2% para el registro. Por otro lado, según apuntan los expertos, anular el voto termina por aumentar el financiamento a los partidos, ya que el reparto de los dineros para cada elección toma como base la elección anterior: a mayor número de votos nulos, o lo que es lo mismo, menor votación efectiva > mayor porcentaje de votos > más dinero para las campañas... entre menos burros más olotes.

Conclusión
Sea cual sea mi decisión, creo que el próximo 5 de Julio, no es suficiente para manifestar mi descontento y no exime mi responsabilidad de hacer algo los otros 364 días del año, el voto es tan sólo una pequeña parte del ejercicio democrático y es de lo que nunca hablamos y no nos gusta que nos lo recuerden, porque implica mucho más compromiso que pensar 2 minutos e ir a tachar un papel. Participar, denunciar, exigir, estas acciones en conjunto y en lo colectivo podrían mejorar al país, hasta cuándo lo vamos a entender... En este momento el voto es lo urgente, no lo importante, parece una epidemia... un 'voto' porcino.

miércoles, 3 de junio de 2009

Depurar es volver a vivir

Desde hace algunas semanas me di a la tarea de depurar el sobre-equipaje acumulado a lo largo de años: ropa, cartitas, juguetes, fotos, dibujos, documentos, e-mails, contactos, y una buena cantidad de objetos que no caben en ninguna de las categorías anteriores.
Este tipo de ejercicios siempre resultan especiales, sobre todo cuando te enfrentas a esa caja llena de polvo que guardas en el lugar más recóndito del closet, bien cerrada con cinta canela y con un letrero hecho con un Esterbrook que dice la terrible palabra: "Varios" (ta taaaaaan) chale, te das cuenta de que dejaste de escribir con minúsculas hace 20 años, tssssssss.
Inicia la obra y el actor principal es la nostalgia que llega tan pronto abres la caja y sacas el primer objeto no identificado, acto seguido aparecen lentamente los recuerdos, actores secundarios, la obra ha comenzado.
Sometes cada cosa a una decisión salomónica "lo guardo o lo tiro" qué difícil me cae!, es un diálogo lleno de argumentos encontrados, de un ángel y diablito sentados en tus hombros, de sentimientos y lavados de cerebro: "me gusta... pero me asusta tirarlo", "es inútil... pero me recuerda mi infancia y eso tiene un valor", "es horrible... pero me lo regaló el viejo", "tiene años guardado... pero podría servir algún día" y la peor de todas: "en la próxima depuración lo tiro".
Así pasan las horas, por momentos la “lágrima Remy” aparece en los ojos por aquellos que ya no están pero que siguen estando (y no es contradicción), también risas o más bien carcajadas por los recuerdos que guardas en el cajón de “los buenos tiempos” y hasta sorpresas por aquello que ya no reconoces de ti "¿yo escribí esooo?, chale, era más ingenuo que Chucho en los anuncios del PRD!"
El final de la obra es cuando después de escudriñar en tu pasado te encuentras frente a frente con tu “yo” del pasado, 10, 15, 20 años atrás, casi casi puedes platicar contigo mismo. Por un momento imaginé qué me diría si pudiera hablar conmigo y llegué a la conclusión que no sería nada ‘pose’, nada de “oye campeón la vida es dura y debes ser fuerte y bla bla bla”, más bien decirme simplemente que no vale la pena tomarse todo tan en serio, decirme que aquellas cosas que tanto me preocupaban resultaron puro pájaro nalgón, decirme que el tiempo se va volando!, que la gente se fija en mí mucho menos de lo que creía, así que debes empezar a preocuparte menos y ocuparte más... y por supuesto me daría las gracias por guardar estas cosas, de otra manera no estaríamos platicando el día de hoy.

Fuego!
En los miles de negativos que estoy revisando, apareció esta foto de aquellas interminables noches en el Pedregal junto a la chimenea... Damn good times!